• 이베로아메리카
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• 제12권1호
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• pp.55-86
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• 2010

Después de la década 1990, la soja ha sido un agro-producto más importante en Paraguay. Pero la soja ha convertido el campo rural en la zona de la producción, es decir, la zona de sojización, para la exportación. Por otro lado, el campo rural se ha deteriorado por el aumento de la extensión del cultivo sojal. Los cultivos se extienden a lo largo de cientos de kilómetrios y afectan zonas muy cercanas a comunidades, colonias y otros asentamientos campesionos e indígenas, incluyendo escuelas, hogares, charcas familiares y comunitarias. Los sojeros utilizaron los agrotóxicos que contaminaron la tierra, agua y alimentos. Aunque los campesinos no quieren vender sus tierras, no ven otras alternativas ante los graves problemas que conllevan las masivas fumigaciones. Ellos venden sus lotes y migraron a ciudades. Se pierde la soberanía territorial, pues las tierras pasan a manos extranjeras, y la soberanía alimentaria, porque se desplaza la diversificación y los cultivos de subsistencia, expulsando a los campesions hacia las ciudades. Ante el agravamiento de la situación causado por el incremento del cultivo de la soja, los campesinos empezaron a resistir, es decir, desarrollar 'la guerra de la soja' contra los sojeros y el gobierno paraguayo que no tenia refuerzos de resolver los problemas. Los campesinos formaron coordinadoras por la defensa de sus tierras y de su modo de vida contra los sojeros. Las luchas y movilizaciones reclaman no sólo un nuevo tipo de reforma agraria sino también la defensa de la soberanía económica, alimentaria y territorial, el derecho a producir con la propia semilla y a desarrollar técnicas agrícolas adecuadas de acuerdo con la economía campesina y el equilibrio del medio ambiente, el desarrollo de formas sociales de producción y la democratización en el medio rural.