• Iberoamérica
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• v.12 no.1
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• pp.187-212
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• 2010

El cine como medio de narrar el trauma histórico de los cubanos se formó especialmente en los años sesenta gracias al Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos y se sitúa en la cumbre. En el cine hecho por el director cubano Humberto Solás el discurso de historia, trauma y su memoria tiende a relatar básicamente sobre el mensaje de no olvidar el trauma histórico a través de buscar la manera eficaz e intrínseca de narrarlo. El hecho de no olvidar el trauma histórico y de poder enfrentarse con los elementos causantes del trauma significa el poder de tener la posibilidad probable de adquirir la mirada objetiva para observar la experiencia 'histórica' y la memoria 'cotidiana', y sus relaciones. Si consideramos el hecho de que la tendencia de la víctima suele querer olvidar la memoria del trauma por el miedo y dolor de enfrentarse con la representación del trauma, el enfrentarse con el trauma representado ya puede significar que la víctima esté en un trámite de conseguir la penetración con la cual supera lo negativo que le ofrece el trauma a la víctima. Este artículo se dedica especialmente para averiguar la estrategia del director cubano para realizar este fin de encontrar la manera adecuada en narrar el trauma cubano para que los cubanos puedan adquirir la penetración a través de la identificación y la simpatía entre los personajes del cine y los espectadores, enfocando con detalle en los carácteres de los protagonistas femeninas que son tres diferentes individuos en el mismo número de episodios. Cada protagonista, Lucía en cada episodio experimenta el trauma personal con diversos motivos, pero a pesar del dolor y del miedo del trauma histórico se despiertan los espectadores, quienes se identifican con la protagonista a través de la simpatía y la identificación, llegándose al momento de conseguir la penetración con la cual mira el futuro de la sociedad cubana con el objetivismo libre de los traumas históricos.