• Iberoamérica
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• v.12 no.1
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• pp.349-374
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• 2010

En realidad ningún otro cineasta español que Pedro Almodóvar ha centrado tan obsesivamente en Madrid. Casi todas sus obras se ocupan de la capital de España como espacio cinematográfico. Como uno de los protagonistas de La Movida, Almodóvar es un producto de Madrid de la Transición que dió luz a la nueva sociedad democrática. En principio, Madrid en las películas de Almodóvar se convierte en un espacio carnavalesco desde la perspectiva bajtiniana. El crítico ruso ha exaltado la plaza pública de los pueblos medievales europeos como el espacio carnavalesco en el que los contactos libres y familiares se realizan y el principio de lo corporal y lo material predomina. Para Bajtín, el carnaval es básicamente un rito político en el que el individuo parece dotado de una segunda vida que le permite establecer nuevas relaciones verdaderamente humanas con sus semejantes sin ninguna represión. Así que en el mundo carnavalesco todo lo sagrado, lo oficial y lo privilegiado se destronan, y en cambio lo grosero, lo extra-oficial y lo bajo se reivindican. Como los participantes del carnaval, los personajes de Almodóvar disfrutan de una segunda vida en un Madrid del mundo al revés. Por otra parte, la representación carnavalesca de Madrid tiene una tradición rica y larga en el arte español. Entre muchos artistas Goya, Arniches, Valle-Inclán y Buñuel son los antecedentes destacados de esta tradición. Así pues se puede concluir que la estética del cine de Almodóvar está anclada en la tradición hispánica del carnavalismo más bien que la estética global de la posmodernidad.